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La isla de las hadas



Cuentan las leyendas, que allí viven diminutas hadas y que las flores y los árboles pueden hablar. El río canta y su voz es tan melodiosa, que embeleza a todos. La luna se ríe a carcajadas cuando las hadas le cuentan sus chistes. Los habitantes de la isla de las hadas tienen una costumbre, cada día realizan un sorteo. Dentro de un enorme cofre, guardan los nombres de todos los niños del mundo, entre estos nombres, se elige uno. El niño favorecido, podrá pasar varias horas en la isla. Todos los niños elegidos para visitar la isla, deben cumplir dos requisitos: el primero, es que deben estar dormidos cuando los pasan a buscar y el segundo, pero no menos importante, es que deben haber sido muy buenos durante el día. El día que el nombre de Leo fue escogido, el pequeño estaba profundamente dormido cuando las hadas entraron por la ventana y se lo llevaron volando por encima de los tejados. Se despertó al llegar a la isla, en medio de una gran fiesta, que se celebraba en su honor. Había mesas enormes con comida por todas partes: dulces, frutas que no conocía, pasteles, adornados con flores, y jugos suaves y coloridos, servidos en vasos de cristal. Después de comer todo lo que quiso, lo llevaron a recorrer la isla. Allí pudo escuchar el canto mágico del río. Visitó un campo de flores silvestres gigantes, que tenían cosquillas y se ponían a reír cuando las rozaban. El viaje estuvo fantástico, tanto, que Leo quería volver. Preguntó si podría hacerlo y las hadas le contestaron que todo era posible: - Tan sólo debes portarte bien. Tal vez tengas suerte y te toque volver. El pequeño se despidió y las hadas lo cubrieron con el polvo mágico del sueño. Luego, lo llevaron de regreso a su cama, donde lo depositaron con mucho cuidado. A la mañana siguiente, cuando despertó, estaba muy alegre y su madre le preguntó el motivo de tanta alegría. - Es que tuve un sueño tan hermoso. Estuve en un país mágico, con hadas y flores silvestres gigantes y muchas otras cosas. – contó Leo a su madre, convencido de que se trataba de un hermoso sueño. Pero cuando la madre notó que olía a flores silvestres, entonces Leo comenzó a dudar de que hubiera sido un sueño.

Huellas en la arena


Una noche soñé que caminaba a lo largo de una playa acompañado de Dios. Durante la caminata muchas escenas de mi vida fueron proyectándose en la pantalla del cielo según iba pasando cada una de esas escenas, notaba que unas huellas se formaban en la arena. A veces aparecían dos pares de huellas, otras solamente aparecía un par de ellas. Estó me preocupo grandemente porque pude notar que durante las escenas que reflejaban etapas tristes de mi vida, cuando me hallaba sufriendo de angustias, penas o derrota, solamente podía ver un par de huellas en la arena. Entonces le dije a Dios: "Señor, tú me prometiste que, si te seguía, Tú caminarías siempre a mi lado. Sin embargo, he notado que durante los momentos más dificiles de mi vida sólo había un par de huellas en la arena." ¿"Por qué cuando más te necesitaba no estuviste caminando a mi lado...?" El señor me respondió: "Las veces que has visto sólo un par de huellas en la arena, hijo mío, ha sido cuando te he llevado en mis brazos."

La mariposa de las hadas



Cuenta la mañana, que la oruga despertó distinta. Se sintió más liviana, se estiró completamente y advirtió que en su dorso unas bellas alas se extendían hacia el cielo. No lo podía creer, se preguntaba si era ella misma, aunque su esencia parecía igual porque no se sentía diferente, pero su cuerpo ahora quería volar. Alzó el vuelo y encontró un hada cerca de una flor que le dijo: -“Qué bella estás, te estábamos esperando desde hace mucho tiempo”- A lo que la mariposa respondió: -“Nunca he estado lejos, siempre las he admirado y mi sueño era ser una de ustedes”- El hada se acercó y acariciando sus alas agregó: -“Siempre lo has sido, sólo debías recordar y mirar dentro de ti, reconocer quién eras. Demoraste mucho en recordar que eres un ser de luz lleno de magia y amor; debías aprender a confiar más en tu corazón y no en las palabras de los demás. Debías solamente ser feliz, que fue lo primero que se te entregó para atesorar, luego lo perdiste, pero hoy lo has vuelto a recuperar... ¡Bienvenida, Hada de las Mariposas!"

Un cuento de hadas


Los cuentos de hadas ilusionan a los niños....

Los unicornios




Los unicornios son uno de los seres fantásticos más conocidos y que aparecen con más frecuencia en historias, leyendas, cuentos. Las primeras referencias a ellos son del siglo V a. C., del historiador griego Ctesias, que hablaba de él como de un animal real que había sido visto en la India. Se les describe como animales con cuerpo de caballo con un único cuerno en la frente, que le da un aire majestuoso y mítico. Probablemente las menciones que hay de ellos presumiendo de "científicas" en realidad se refirieran a distintas especies de rinocerontes que contaban con un solo cuerno. Algunas de ellas hoy están extinguidas .
Se cuenta que son seres solitarios, que viven apartados y a los que el resto de los animales respeta. Se dice también que no se dejan ver más que por los puros de corazón, y que entre ellos, solo los más puros, los hechos de bondad y ternura, solo esos pueden tocarlos. Las leyendas cuentan también que los Unicornios, tan hermosos, tan sabios, tan majestuosos, tenían un punto débil (o no tanto, tal vez...) Siendo amantes de la belleza, a veces se dejaban llevar y cambiaban su libertad por el cariño y los cuidados de alguna dama hermosa, convirtiéndose casi en un animal doméstico que acudía a visitarla a la misma hora a su jardín. Por eso son frecuentes las imágenes que les retratan cerca de doncellas, dejándose cuidar por ellas. En cualquier caso, los Unicornios son un símbolo. Representan fuerza, libertad, imaginación, sueños, ilusiones... Aunque pasado el Romanticismo pocos historiadores se refirieran a ellos más que para desmentir supuestas apariciones, los unicornios de alguna manera están presentes, porque lo que simbolizan sigue existiendo. Las ilusiones, el deseo de libertad, la fuerza de la naturaleza, las ganas de soñar...

Cuento de hadas